Menuda semanita más intensa, ya sea porque algunos compañeros han tenido que coger la baja por accidentes que por suerte sólo han sido una roturas de fibras, o en el peor de los casos, algún huesito que otro roto y unas dichosas fiebres que dejan KO a más de uno, entre ellos mi hermano, al que el pasado sábado tuve que llevarle al hospital por un cuadro febril.
Por fortuna ya está casi casi recuperado de ese susto que nos dio el sábado, pero verle tirado en el suelo del pasillo, con mala cara, sudando como un cerdo y con casi 40 de fiebre, es algo que me va a costar mucho olvidar ...
Y eso que esta semana tenía ilusión porque el próximo día 9 tenía intención de viajar a Azpeitia, a acudir al VII Congreso de PIAF, pero es lo que pasa cuando tienes planes y surgen estas bajas originando que todos esos planes se vengan abajo, ya que estando así es imposible cambiar el turno.
Encima, Azpeitia donde su Museo del Ferrocarril es un lugar mágico para mi, más cuando en este Congreso va a servir como telón de fondo a fin de homenajear a su entrañable Director, que como bien os narré el pasado mes de enero tuvo que padecer en sus carnes la odisea de su cese como Director.
En fin, otra vez será, al menos, en cuanto a mi vida se refiere, poco a poco va normalizándose, pese a haber padecido de cerca estos sustos, parece que por fin vamos dejando de lado esa mala sombra que me ha perseguido durante estos pasados días,ya que estoy casi recuperado y más si encima salen unos días veraniegos como el de hoy , uno se anima y se alegra más, y olvida las penas que ha padecido estos últimos días.
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